Bill Plympton


Si ahí arriba hay un Dios (o una industria cinematográfica) que pone orden en el mundo (o en el cine), está claro que Bill Plympton se lo quita. Este animador, referente de la animación independiente por excelencia, recurre a las perspectivas imposibles, las deformaciones del cuerpo humano hasta límites insospechados y a la banalización de la violencia y el sexo para modelar la realidad a su antojo, y porque no decirlo, de una forma mucho más divertida. Porque si algo está claro, y así lo demuestra su filmografía, es que Plympton ha marcado un estilo propio, tanto en la forma de animar como en la forma de hacer cine.

Plympton nació en 1946 en Portland, en el estado de Oregon. Y es que por estas tierras el aire debe estar compuesto del carboncillo con el que trazan sus dibujos animadores y dibujantes de la talla de Matt Groening, Brad Bird, Alex Ross o Will Vinton. Solo así se explica semejante concentración de artistas en tan corta distancia. Bill Plympton tenía su propia teoría sobre esto, ya que considera que el ambiente triste y húmedo de esta ciudad -refiriéndose a Portland- marcó a mucha gente. “Si no te convertías en dibujante, había asesinatos masivos” - declaró en una entrevista a la revista Clarín.

Bill Plympton ha motivado a mucha gente a trabajar en el mundo de la animación y a tratar de desarrollar ideas propias. Sin embargo, su alma no fue siempre independiente. Y es que Plympton, con tan sólo 14 años, trató de entrar los estudios Disney, lo que le supuso su primer desengaño laboral. Los estudios consideraron que era demasiado joven para trabajar allí. Rechazado por la industria profesional, Plympton, como todo hijo de vecino, se tuvo que conformar haciendo garabatos en el instituto. Él mismo cuenta como un día pintó una Marilyn realmente provocativa en un póster y el director del instituto le llamó por los altavoces: “Bill Plympton, el que pinta pornografía, que venga a mi despacho”. "Cuando regresé de la oficina del director - cuenta él mismo - todo el instituto me admiraba, me miraban con respeto, como a un revolucionario. Me di cuenta de que hasta los dibujos más pequeños tienen el poder de cambiar la mentalidad de la gente, de hacerles pensar de otra manera”. La etapa de instituto es importante dentro de la obra de este animador americano, ya que algunos de sus trabajos e incluso uno de sus largometrajes, Hair High, está inspirada en esta época de su vida.

Plympton se estrenó profesionalmente con el cortometraje Boomtown (1985), ilustrando una canción de las Android Sisters con letra del humorista Jules Feiffer. A partir de ahí no paró de producir cortometrajes, tanto independientes como de carácter institucional para MTV y Fox.

El cortometraje Your face le otorgaría a Plympton su primera nominación a los oscar como mejor corto de animación en el año 1988. La segunda sería en 2004 con Guard dog, una de sus películas más famosas.

Su primer largometraje de animación fue The Tune (1992). Además, tuvo el honor de ser el primer largo de animación en la historia de EEUU hecho a mano por una sola persona. Esta película costó solo 300 dólares, probablemente lo que se gastó en folios y lápices. En contraposición a ésta, Hair High fue la película de Bill Plympton con la que contó como mayor prespuesto, 400.000 dólares. Incorporó voces a su cine y contó con dobladores de la importancia de los hermanos Carradine o Sarah Silverman. En ella trabajó un equipo bastante grande de animadores y Plympton utilizó por primera vez el ordenador para el coloreado de fotogramas. Sin embargo, como el propio autor reconoce, no volverá a trabajar de esta forma. Lo que él pensó que sería su gran obra, terminó siendo para Plympton la más impersonal de sus películas. El hecho de que tanta gente trabajará en ella hizo que la película fuera menos “plympton”. El autor reconoce abiertamente que esperaba que esta película supusiese un gran éxito tanto en la taquilla como en la crítica, pero no fue así.

En lo que respecta al “estilo Plympton”, se puede decir que es uno de esos realizadores que tienen “universo”. Tiene un estilo genuino y personal que resulta inconfundible. Sus trazos descuidados (muy influenciados por su amigo David Levine) le proporciona a sus piezas un temblor tan encantador como la fluidez de su animación. Gran influencias del cine mudo, reconociéndose firme admirador de Tex Avery y Buster Keaton, marcan también su producción. Este aspecto, además de una cuestión estética, también responde a aspectos económicos. El cine independiente es lo que tiene.
Por otra parte, su temática siempre está regada de una buena dosis de sexo y violencia. En una entrevista en Basauri, Bill Plympton comenta el porqué. "Yo creo que una de las mejoras cosas que se pueden hacer por la humanidad es hacer que la gente se divierta y disfrute de la vida. Para mí, la forma más fácil de hacer que la gente se ría es con el sexo y la violencia. Y hacer reír es la justificación más importante de todo mi trabajo".
En 2008 se estrenó el último largometraje de Plympton, Idiots and Angels, al que le he dedicado un comentario en este blog y que podéis leer en el apartado Cine. El protagonista de la película se despierta un buen día y descubre que tiene alas. Sin embargo, esto le creará una crisis moral contra la que debe luchar.
El estilo visual de esta película es realmente impresionante. Sigue una estética parecida a la de su último cortometraje, Shuteye Hotel, con un estilo visual mucho más parecido a la animación de los países del este que a todo lo que había producido Plympton hasta ahora.
Se puede ver el trailer y conseguir mayor información sobre Idiots and Angels en la página web de la película: www.idiotsandangels.com

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